Quetzalcóatl y el maíz
Cuenta la leyenda que muchos siglos atrás, antes de la
existencia del dios Quetzalcóatl, el pueblo azteca solo se alimentaba de raíces
y animales.
Sin embargo, detrás de las enormes montañas vecinas, yacía un
tesoro imposible de alcanzar; ese tesoro era el maíz. Otros dioses intentaron
sin triunfo dividir las montañas para que los hombres pudieran atravesarlas.
Fue entonces que apareció Quetzalcóatl.
Quetzalcóatl prometió a los aztecas que les entregaría el
preciado maíz, pero no mediante el uso de la fuerza, sino de la inteligencia.
Fue así como se transformó en una hormiga negra y acompañado de una hormiga
roja que conocía el camino, se marchó hacia las montañas.
En el recorrido encontró innumerables obstáculos, pero estos no
lo detuvieron. Él mantuvo en sus pensamientos las necesidades del pueblo
azteca, y siguió avanzando.
Pasaron muchos días antes de que Quetzalcóatl llegara a cima de
la montaña y encontrara el maíz. Tomó un grano entre sus mandíbulas y emprendió
el camino de regreso. Al llegar, les entregó a los aztecas el grano de maíz
prometido.
Desde ese día, el pueblo azteca prosperó bajo el cultivo y
cosecha del maíz. Se hicieron poderosos, llenos de riquezas y construyeron las
más imponentes ciudades, palacios y templos.
Y por esto, veneraron con fervor a Quetzalcóatl; el dios que les
trajo el maíz.
Maíz en México
México es el centro del maíz, pues de las profundidades de sus suelos nació el elemento que dio origen a una nación de milenios: Mesoamérica. Aquí, en las actuales superficies de este vasto territorio, se concentra la mayor variedad de maíz del mundo, lo que lo convierte obviamente en el lugar con mayor arraigo hacia este alimento.
El maíz es un pasto de la familia botánica Poaceae o Gramineae al igual que el arroz, el trigo, la cebada, el centeno y la avena, este se originó gracias a un proceso de domesticación que realizaron los primeros habitantes de Mesoamérica. Es a partir de los teocintles y las gramíneas, muy similares al maíz, que hoy en día este alimento sigue rigiendo nuestra alimentación.
Este proceso de domesticación inició hace aproximadamente 10 mil años, por lo que se convirtió en la piedra angular en la que se forjó Mesoamérica, el antecesor geográfico y cultural de México. En pocas palabras, y como reza el Popol Vuh, "el hombre en estas tierras está hecho de maíz". Este alimento fue la base para el desarrollo de la agricultura en México.